viernes, 11 de octubre de 2013

Beijing: Del Comunismo al Regateo (amigo-amiga)

Ya les contaba en mi anterior post, que estuve de paseo por la China profunda, que los olores me patearon, que vi pieles de porcelana y que entendí porque es bueno hacerse masajes antes de subirse a un avión.

Lo que les quiero contar es una práctica entretenida pero peligrosa. Se trata del Regateo. Que existe en todas partes del mundo, claro. Pero viví una experiencia de esas inolvidables en el famoso Mercado de la Seda en Beijing. 
Es un Mall enorme, atendido por jóvenes chinas y chinos, que cuenta con seis pisos de tiendas.


Quiere zapatos, cueros, chaquetas, cachemiras, aparatos electrónicos, ropa de cama, carteras, joyas, ropa típica china, pijamas, maletas, lentes, cosméticos, perlas...uf! de todo. ¿Dije maletas cierto?
Bueno la cosa es que uno puede encontrar de todo, por lo que el consejo es llegar a Beijing, sin mucha ropa para no tener que comprar una segunda maleta, y así pagar de vuelta.

Lo que sucede en China, en otras ciudades también, es que la forma de comprar es a través del regateo: la vendedora, siempre con su calculadora en mano, da un precio. Y uno va poniendo el precio que quiere pagar en la misma calculadora. Finalmente los que saben regatear bien, logran comprar muchos productos a un precio "barato-barato". Unas de las palabras qué más utilizan las vendedoras. Junto con el "amigo, amiga", que te lo dicen desde dentro de la tienda, cuando uno no ha dicho una palabra de español. Como si supieran.


El Palacio de la Cartera de Marca (¿En Copia?)



En el quinto piso de este Mall Chino alias Mercado de la Seda, están las carteras, maletas y relojes. En la tienda tienen de todas las marcas de cartera, pero no las más caras, tipo Vuitton, Prada, D&G, Gucci. Las vendedoras hablan el idioma que uno hable. Se saben las palabras exactas. Cuando ven que uno está como interesada en alguna cartera, te miran y te preguntan: "Vuitton" y uno, con cara de pava, dice: "yes, yes". Y en ese momento, abren una puertita, donde también hay colgadas carteras, y aparece una nueva tienda, una sala nueva, llena, pero llena, pero llena de carteras. Impresionante. Con una mesa al medio, te muestras los catálogos de las carteras y con calculadoras en mano te van dando los precios.  Siempre con la puerta cerrada eso si. En mi grupo compramos varias. Todas se veían originales, con su tarjetita, con los mismos logos y sellos. Si son reales o no, no lo vamos a saber nunca. 
Ya nos habían dicho, que si les preguntas el precio literalmente "cagaste" y tienes que comprar si o si. Son muy insistentes. Por eso que digo que es medio peligroso esto del regateo. Si uno sólo quiere saber un precio, cuanto vale, cuanto cuesta esa cuestión! nada más! y ahí llegan ellas, (hay ellos también) te hablan fuerte, te dicen "tacaño", te tocan y lo peor...no te dejan salir de la famosa sala nueva, que está cerrada hasta que compras. Pero compras con el precio que uno logre regatear. Es decir, finalmente uno es dueño de la situación, porque hasta un cierto valor, siempre dicen que si. Pero uno la sufre. Hay veces, que te pueden echar de la tienda, por "tacaño". 


La cosa es que estábamos con una amiga, a eso de las siete de la tarde en una de estas tiendas de carteras, la chinita empezó muy amorosa a atendernos, pero cuando no logramos llegar a un acuerdo con la famosa calculadora, se empezó a enojar, casi le salía baba de tanta rabia que tenía. Le dijimos tranquilamente, que no, que no queríamos esas billeteras, y no nos dejó salir. Había un hombre adentro también, no nos habíamos dado cuenta. Yo traté de abrir la puerta, pero no se abría. Hasta que ella me tocó el brazo. Y ahí me apesté. Me chorié de ese consumismo exagerado y ahí me vio el hombre con cara de "si no me abres la puerta, te mato" y me dejó salir. Mi amiga corrió detrás de mi. Nos reímos la verdad afuera, pero parecíamos dos secuestradas por el libre mercado del regateo. 

Kitty: volveré por ti 

Bueno, pero como quería contarles más sobre el Mercado de la Seda, volví al día siguiente. Soy masoquista, cierto! Día domingo, a las 9:30 horas, figurábamos entrando a este palacio de la compra. Las mismas vendedoras que nos putearon el primer día, ahora eran literalmente una SEDA! De pronto se volvieron unas Hello Kitty para nosotros. De hecho nos hicieron más descuentos, porque eramos las primeras clientas: "Primer -cliente -bueno precio". Y ahí entendí todo. Ellas estaban presas ahí, secuestradas de su propio comunismo consumismo. Trabajan de lunes a lunes de 9:30 a 21:30, sin horario para almorzar, comen las famosas sopas chinas, en cuclillas y trabajan siempre de pie, sin permiso para ir al baño. No logré saber si tenían comisiones de venta. Me imagino que si. 

Cómo no comprarle peluches de Kitty (que es japonesa, pero que los Chinos aman) o carteras rosaditas a esta linda Chinita de rojo que está en la foto. Era un amor. Pero estoy segura que terminado el día, era una rabiosa. Ella me contaba que podían salir una vez solamente a mirar la luz, que trabajaban muchos y que los "hombres de Europa" eran muy prepotentes con ellas. 

Ese día terminamos de recorrer, y nos despedimos de beso de cada una de las vendedoras. Estaban descansadas, había poca gente y no se enojaban cuando uno se iba.

El consejo que doy es hacerse el ofendido con el precio que te dan, haz como que te vas, pero en verdad no te quieres ir, porque te interesó ese reloj. 
Convencida estoy que a los hombres, los tratan mucho mejor que a nosotras. Igual les pegan, los echan, pero finalmente ceden ante la calculadora y el precio que da el cliente. Porque en realidad no hay precio. A mi me dijeron que la Vuitton costaba (primer precio) 4500 yuanes ($382.500), pero al día siguiente un compañero preguntó por la misma cartera y la vendedora partió en 2800 yuanes.

La compré en 800 yuanes, la famosa carterita (múltiple por 85 y da pesos chilenos), pero sé que otros la compraron a 500. ¡Lloré y seguiré llorando por eso! Pero volveré. Volveré por los peluches de Hello Kitty, las carteritas y un estuche precioso que siempre quise tener cuando chica. Y sobre todo, porque es lejos una experiencia agotadora y que requiere paciencia...de China. 

Estos platitos y cajitas de porcelana, son uno de los mejores regalos que hay. Son baratos, y preciosos. 



jueves, 3 de octubre de 2013

Shiè-shie China! (Gracias China)

Hola! Acabo de llegar de 17 días en el país asiático. Y lo único que se me ocurre escribir es Shié Shié China! Gracias por favor concebido, gracias por mostrarme toda la grandeza, la historia de siglos antes de cristo, la belleza de sus mujeres y la fealdad de sus hombres, el consumismo; la pobreza, los aromas a ajo y a pipi, los autos que no respetan a los peatones y ni a ellos mismos le importa. La mesa redonda para compartir la comida con los amigos, los regateos para conseguir un mejor precio, los tacones altos y lejanos de las chinas, (y ese cutis, atroz de perfecto).
Tuve la suerte de ir con un grupo espectacular de la Universidad Gabriela Mistral, estudiantes de MBA Master of Business Administration.

Recorrimos Beijing, Tianjin, Xi´an, Shanghai. Entregaré mis impresiones en varios posteos, quise hacerlo desde allá , pero Blogger está bloqueado en la China comunista, al igual que Twitter (los que me conocen, saben como sufrí sin tuitear) y sin Facebook. 

Beijing nos recibió un día lluvioso, justo el 18 de Septiembre. El embajador de nuestro país en China,  Luis Schmidt tuvo el gesto de llevarnos unas ricas empanadas de pino al hotel, el pobre nos estuvo esperando desde las 16 horas y llegamos como a las 19. Me faltó el vino tinto eso sí. Para hacer un salud. Un buen vino de Errázuriz, o de Montes, dos grandes que están en el Imperio dando vueltas hace rato. 

Beijing es una ciudad de 20 millones de habitantes, que convive con su historia, su muralla china, su ciudad prohibida y sus calles llenas de autos modernos, pasarelas y tiendas. Justo esa semana era la fiesta de la luna, una hermosa fiesta para compartir con la familia, donde los hijos van a visitar a sus padres, parientes y comen una especie de quequito aceitoso, que se llama Munke. Entonces en las calles, en los monumentos y palacios donde fuimos había mucha gente, mucha gente china quiero decir! 


No es un ovni chino, lo que está arriba, es un dedo. Ojo ahí.


Cuando fuimos a la Muralla China, estaba toda la China!!



Beijing o Pekin, o Ciudad del Norte es la mejor puerta de entrada al país de los Emperadores. Se puede conocer su historia, su comunismo acérrimo y a la vez su economía de apertura. 


A menudo ese consumismo es demoledor y te hace pensar en las libertades de expresión y opinión. 

¿Acaso vale la pena andar con unos tacones Jimmy Choo, una enorme cartera color crema de Prada, modelo 2014, y una minifalda preciosa de la diseñadora Gou Pei, pero tener que cerrar la boca porque no se puede opinar en contra del gobierno. Ni en reuniones privadas en familia?

¿Es admisible y real esa imagen de alegría y color por la moda de las mujeres? 

Claro que es real, pero así como van las chinas, van a terminar con los pies hechos mierda! lo digo de picada, porque los Jimmy Choo eran preciosos! No, es broma eso. 

Lo que quiero decir es que por más que haya vitrinas hermosas, uno hecha de menos libertades y opiniones. El discurso del partido está lacrado en la gente, y sobre todo en los jóvenes. 


Pero vamos a dejar la política para más adelante, cuando profundice sobre la forma de vida de los Chinos. 


Ahora los dejo para preparar mi segundo Posteo, sobre las compras y la verdad del regateo en el famoso Mercado de la Seda en Beijing, que de mercado tiene poco, más bien es una Zofri o un Polvos Azules de Lima (ese que queda al frente del Hotel Sheraton en Lima y que vende  puras copias de las copias) Y de Seda, tiene harto, pero de buena y mala calidad. 

Mañana les cuento qué tal me fue regateando y cómo casi muero en el intento por comprar una pequeña carterita Louis Vuitton rosadita.  Tuve que hacer de tripas corazón ¡Los espero!